Noches de patatas fritas y cerveza by Ángeles Valero

Noches de patatas fritas y cerveza by Ángeles Valero

autor:Ángeles Valero [Valero, Ángeles]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-03-24T00:00:00+00:00


Capítulo 17

Frustración

Se despertó frustrado. Acababa de tener el mejor sueño erótico que recordaba y había sido con Álex. Aquello lo empezaba a superar. Tenía que liberar energía y Freddy no estaba disponible un domingo por la mañana. Se vistió, cogió un botellín de agua y se lanzó a las calles como si en ellas fuera a encontrar la solución a todos sus problemas.

Llevaba cuarenta minutos corriendo cuando decidió que ya podía volver, darse una ducha y tal vez ir a ver a sus padres. Hacía mucho que no los visitaba y su madre había empezado a lanzar indirectas sobre ser abandonada por su único hijo. Eso tendría que distraerlo a la fuerza.

Dio la vuelta para regresar a casa y le pareció reconocer a alguien unos metros más adelante. Fijó la vista en esa camiseta negra que corría delante de él. Claramente era Quique. Aceleró al máximo, pasó por su lado como si lo persiguiera todo el encierro de San Fermín y giró por la primera calle que vio, mientras se apoyaba agotado en una pared y se dejaba caer al suelo.

Sacó el móvil de la funda y marcó un número. Necesitaba hablar con alguien o se volvería loco. Una voz adormilada le contestó al otro lado.

—¿Sí? —Le respondió una voz pastosa y ronca.

—Perdona, no sabía a quién llamar —⁠habló todavía entre jadeos.

—¿Dani? ¿Dónde estás? —Se había despertado de golpe al escucharlo tan hundido.

—He salido a correr. Me he despertado ofuscado y no me he dado cuenta ni de la hora.

—Está bien. Me gusta que me llamen hombres guapos, jadeantes y sudorosos de buena mañana. —⁠Dani sonrió y escuchó que Noé hablaba con alguien más⁠—. No pasa nada, es Dani. Vuelve a dormir.

—¡Mierda! Estás con Edu, ¿verdad?

—Claro que estoy con Edu. Dani es domingo por la mañana. Es el día mundial de hacerte el remolón con tu pareja.

—Ya. Pues él está aquí, corriendo. Los cojones iba a estar yo en la puta calle si ella estuviera en mi cama.

Por suerte era tan temprano que no había nadie más en la calle, porque aquella frase la había escupido con toda su rabia. El tono pausado con el que su amigo siguió la conversación lo ayudó a volver a serenarse.

—Hay gente perturbada y luego están los deportistas. Créeme, he salido con unos cuantos —⁠volvió a hablar para otro lado⁠—. No tantos, cariño, es una forma de hablar.

—No le mientas al pobre. Que sepa desde ya que eres un culo inquieto.

Y la carcajada de Noé al otro lado lo hizo sonreír.

—Deja de torturarte. No puedes pensar así. No sabes qué ha pasado entre ellos. Igual le gusta hacerlo por la tarde y por la mañana tiene otros planes. —⁠Se acabó de derrumbar al darse cuenta de que ni siquiera había pensado que ella se había acostado con su marido después de hacerlo con él⁠—. ¿Hola?

—Perdona, es que… ¿crees que lo han hecho?

—¿El qué?

—Qué se han acostado. —No pudo decirlo muy alto porque las palabras se le habían atascado en la garganta.

—¡No me jodas!

—Lo sé, lo sé… es que no lo había pensado.



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